Es cierto que en España también utilizamos algunas "expresiones de carácter religioso" (no sé cómo denominarlas) sin reparar en su significado, y éstas ya forman parte del lenguaje de cualquier persona, sea o no creyente: Hasta mañana si Dios quiere, Gracias a Dios, ¡Por Dios!, ¡Jesús!, Por el amor de Dios, etc.
Pues bien, creo que lo que más me choca de aquí es escuchar y leer expresiones un poco más dramáticas, que a veces dan mucho miedo. He aquí algunas:
-Si Dios me presta la vida, allí nos vemos.
-Si Dios nos regala la vida (cuando me dicen esto, pienso que por la noche puede caerme un rayo, por ejemplo).
-Dios primero, allí estaré. (mail íntegro que me mandó un comandante de policía para confirmar su asistencia a una reunión).
-Que Dios la bendiga (sé que también nosotros la usamos, pero aquí muchísimo más).
-Debemos dar gracias al Señor.
-Dios le cuida a uno.
Creo que estamos acostumbrados a que sean, por lo general, personas mayores quienes usen expresiones un poco más fuertes, por eso aquí no deja de sorprenderme oír a niños o jóvenes hablar así. Y a veces en contextos que no puedo imaginar en España. El otro día, por ejemplo, probándome una camiseta en una tienda, le dije a la chica que no me gustaba porque me marcaba la tripa. Ella me dijo que tomaba pastillas para engordar, porque necesitaba ganar 5 kilos: "pero siempre hay que estar conforme con lo que Dios le da a uno".
El miércoles pasado dábamos un taller y un viceministro disponía de unos 15 minutos para explicar unas cosas. Pues bien, creo que los primeros 10 minutos se disiparon mientras agradecía a Dios su generosidad por permitirnos estar a todos ahí, por la bondad del Señor, etc. etc. (eso sí, dos días más tarde me dijo que prefería ir a discotecas donde el 70% eran mujeres y el 30% hombres, para mirar). Los valores que promulga la Iglesia se interpretan libremente, por supuesto.
Es muy normal que los taxistas lleven, acompañando a sus rosarios colgando del retrovisor delantero, una radio religiosa sangrante a un volumen razonable en sus taxis. Durante un trayecto puedes enterarte de cuántas cosas controla Dios (todo), cómo hacer penitencia por alguno de tus pecados (cuanto más dolorosa sea la penitencia, mejor), cuántas veces debe uno rezar y pedirle ayuda al Señor, etc. La gente llama y cuenta su experiencia, por supuesto, y atribuye milagros a procesos que parecen lógicos (como que una persona se cure a través de un tratamiento médico). Pues eso, todo son milagros.
En los autobuses (que son privados, no están dentro de una compañía de transporte público) cada conductor lleva lo que le da la gana, osea que puede poner rosarios, pegatinas de cristo con espinas, salmos del antiguo testamento, etc. en las paredes del bus. No los he contado, pero me atrevería a decir que el 80% de los autobuses urbanos lleva alguna imagen de Cristo o una frase de la Biblia.
Bueno, el tema es que cada uno puede decir lo que quiera y elegir si lleva en su carpeta una foto de los Jonas Brothers o de Jesucristo. Pero yo no me acostumbro, y me cuesta entender cosas como que una compañera de trabajo luche por la equidad de género y reivindique los derechos de las mujeres pero siga yendo a la iglesia todos los domingos, donde le dicen que su único papel en la vida es tener hijos y cuidar de ellos y de su esposo.
En fin, me ha quedado una entrada un poco difusa, pero es complicado explicarlo bien. Seguro que si tuviese alguna foto o si estuvieseis aquí una semana me entenderíais.